El cantante británico Paul McCartney y su ex esposa, la modelo Heather Mills, protagonizaron ayer una nueva pelea, esta vez en los tribunales de la Corte Suprema de Londres, donde se decide el juicio por su publicitado divorcio.
Mills, de 39 años, abandonó enfurecida el victoriano edificio del centro de la capital, luego que el magistrado a cargo desestimó sus acusaciones contra el ex Beatle.
La modelo y McCartney, de 64 años, fueron sentados a pocos metros de distancia entre sí, durante una tensa audiencia en una de las salas del alto tribunal.
El juez decidirá qué acusaciones de Mills serán utilizadas contra el músico, en una pelea por unos 1.850 millones de dólares de la fortuna del cantante.
Tras enojarse por la decisión del magistrado, la modelo decidió abandonar la sala de audiencias, y dejó el edificio por una puerta trasera, para evitar a los fotógrafos.
Unos 20 minutos más tarde, McCartney se retiró sonriente del lugar y dijo a la prensa: "Los veo a todos mañana".
Cuando se le preguntó cómo fue la audiencia, el músico sonrió y declaró: "No diré nada, pero me alegra que pregunten, gracias".
El cantante fue trasladado luego en una camioneta 4x4 hacia su mansión en Londres.
Mills, que la semana pasada rechazó un acuerdo de 50 millones de dólares propuesto por el ex Beatle, estuvo acompañada por su abogado Anthony Julius, quien había logrado ganar unos 34 millones de dólares para la princesa Diana de su divorcio con el príncipe Carlos.
Por su parte, McCartney contrató a la jurista Fiona Shackleton, que defendió al príncipe de Gales en el divorcio real.
La modelo y el músico anunciaron su separación en mayo del año pasado, tras cuatro años de matrimonio.
La pareja tiene una niña de tres años, Beatrice, pero aún es incierto quién se quedará con la tenencia de la menor.
En unos documentos legales filtrados a la prensa, Heather acusó a McCartney de haberle pegado y de abusarla físicamente durante su matrimonio.
Esas acusaciones fueron categóricamente rechazadas por el cantante inglés.
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