sábado, 14 de julio de 2007

Yoko Ono

Pocas figuras pueden discutirle a Yoko Ono su lugar en la iconografía del rock: siempre ha aparecido como la mala influencia que acabó con la armonía de los Beatles y como la mujer que convirtió a Lennon en un pelele.
Además, su rol de artista de vanguardia acrecentó las pocas simpatías hacia ella: no es fácil encajar sus gritos viniendo de las armonías vocales del cuarteto de Liverpool.
Muchos años después, una nueva generación de músicos revisita la música de Yoko Ono con la bendición de la propia artista. En un disco titulado Yes, I’m a witch, Ono demuestra además que hasta puede permitirse la ironía y pone su música a disposición de nombres de relumbrón como The Flaming Lips, Antony and the Johnsons, Jason Pierce o Cat Power. La mayoría han optado por despejar a los temas de todo lo que no sea la chirriante voz de Yoko Ono y reconstruir la canción desde sus propias coordenadas musicales. La habilidad de la japonesa se aprecia en el pedigrí de los artistas que la homenajean: disidentes de las variadas culturas del rock, grupos con fama de raros y extravagantes y con gusto hacia la experimentación y los temas afilados.
Hasta la prensa inglesa, que parece no perdonar a Yoko Ono la desaparición de los Beatles, aunque haya acontecido en el anterior milenio, se ha rendido a los encantos de los herederos de Yoko. La revista Mojo ha destacado el disco como uno de los trabajos a tener en cuenta en el 2007. Queda por ver si esta inteligente maniobra le sirve a Yoko Ono para rehabilitar su nombre y salir del lado oscuro de la imaginería rockera.


Texto Héctor Fouce
Fuente: http://alicante.lanetro.com

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