--Su último disco tiene cuatro años. ¿Qué ofrece en esta gira?--
Éxitos de todas mis épocas; habrá al menos una canción de cada disco.--¿Cómo se siente más cómodo, con su material sinfónico de los 70 o los éxitos pop de los 80, como Eye in the sky o Don't answer me?--Todo es igual de divertido para mí. No veo una gran distancia entre 1976 y 1987. La gente suele decir que la música de The Alan Parsons Project es atemporal, que podría haber sido compuesta ayer mismo...
--¿Usted lo ve así?--
Sí. Ahora podría hacer un disco parecido a aquellos, con el mismo sabor. El problema es que, por desgracia, ¡nadie lo compraría! (ríe).
--¿A qué cree que es debido?--
Es el negocio. Es difícil vender discos para un artista clásico de rock. Puedes vender tu catálogo antiguo, las reediciones con bonus tracks y las recopilaciones, pero no los nuevos lanzamientos. Yo ya no puedo volver a vender millones de discos.
--¿A quiénes iban destinados sus discos de éxito?--
Creo que eran obras maduras; no iban destinadas a adolescentes. Con el primer disco ya tenía 28 años, y el último del Project lo hice con 39.
--Era Gaudí. ¿Qué le atrajo del arquitecto?--
La Sagrada Família; ¡asombrosa! ¿Cree que la terminarán algún día?
--Dicen que en unos 20 años...--
¿20 años? Creo que es muy optimista. Yo diría que tardarán 100 años. ¡Como mínimo!
--Hasta los años 90, usted era músico y productor, y no actuaba en directo. ¿Qué le empujó al escenario?--
En los conciertos encontré una gratificación al ver cómo la gente disfrutaba. Fue el inicio de una nueva carrera para mí. Y un método de supervivencia, ya que con los discos no se puede ganar mucho dinero. ¡La gente no compra discos, pero sí entradas de conciertos!
--Trabajó como ingeniero de sonido de los Beatles y Pink Floyd. ¿Cómo influyó eso en el Project?--
Fue como una continuación. Trabajo en el estudio, y con más control sobre la obra, porque era mía.
--¿Qué aprendió de las sesiones de Abbey road, de los Beatles?--
Que las reglas están para romperlas. Aprendí mucho de ellos y de George Martin. Ponían los micrófonos en las guitarras de una manera distinta; les gustaba experimentar. Y tenían tiempo y dinero ilimitado. Aunque, curiosamente, Abbey road se hizo en solo ocho semanas.
--Hay quien dice que el productor debe forzar, a veces, al artista para sacarle el jugo. Con usted es difícil: es la misma persona.--
Pues sí (ríe), aunque mantuve durante años una relación con Eric Woolfson en la que hubo interacción; acuerdos y discusiones. Es cierto, a veces el conflicto es necesario.--Si pudiera, ¿le gustaría recuperar a Eric Woolfson?--Sí, pero la logística es difícil: yo vivo en California, y él, en Londres. Y él trabaja en musicales teatrales.
--¿Le gusta como suenan los discos pop actuales?--
Todo suena muy digital, y hay ediciones malas; discos que suenan distorsionados, supercomprimidos...
--¿Ha oído la canción Alan Parsons in a winter wonderland, de Grandaddy?--
Sí, y no tengo ni idea de por qué la hicieron (ríe). Es una especie de canción navideña tradicional con mi nombre ahí. Espero una explicación. Quizá les mande un e-mail.
JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA
Fuente: www.elperiodico.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario