martes, 12 de junio de 2012

Brian Wilson o el genio recuperado


Perder casi toda la audición de su oído derecho y la cordura durante largos años no fueron impedimento para que el mundo musical coincida en considerar a Brian Wilson como uno de los grandes genios creativos de la historia del rock. Hoy, a diez días de cumplir 70 años, tiene motivos para celebrar. La banda que él fundó y de la cual fue su principal usina creadora, The Beach Boys, está celebrando su medio siglo de existencia con una gira de 50 recitales por Estados Unidos, Europa, Asia y Australia, con todos los miembros originales aún vivos. Por primera vez desde 1989, el grupo tiene un disco con canciones originales, That`s why God made the radio (Por esto Dios creó la radio); por primera vez desde 1996, y luego de limar asperezas legales y lidiar con innumerables fantasmas internos, Brian -sin el cual nada hubiera sido lo que fue- comparte un tour con sus viejos compañeros. Sí, sobran los motivos para celebrar.
Brian Wilson era bajista, pianista, una de las voces y el principal compositor de los iniciales Beach Boys, la banda que formó en 1961 junto con sus hermanos menores Carl y Dennis (ambos ya fallecidos), su primo Mike Love y su vecino Al Jardine. Tenía un inmenso talento natural para la música. Eso quedó reflejado en su rol como productor y arreglador de las armonías vocales que se convirtieron en un signo distintivo de la banda; en la composición de varios clásicos (solo o en conjunto con Love) como Surfin` safari, Surfin` USA (notoriamente basado en el Sweet little sixteen de Chuck Berry, a tal punto que él fue incluido en los créditos), California girls o Good vibrations (para el que empleó 90 horas de grabación, tal su obsesión por la perfección); o en el ser el cerebro que craneó la magnificencia del disco Pet sounds (1966).
Este último álbum es la síntesis de lo que fue Brian. Sus primeras experimentaciones con las drogas le produjeron ansiedad, paranoia y ataques de pánico, así que para ese año había dejado de actuar en vivo con su banda para concentrarse en el estudio. En Pet Sounds no solo fue el cantante y compositor principal, sino que su afán por la perfección fue tal que solo usó a sus compañeros para los (excelentes) arreglos vocales, contratando a los mejores músicos profesionales ajenos a la banda y técnicos -más de 70- para que ejecutaran y perfeccionaran la música. Brian estaba realmente intratable y ninguno de los otros Beach Boys confiaba demasiado en esta aventura, mucho más introspectiva y alejada de las fórmulas exitosas de años anteriores. En 2003, la revista Rolling Stone lo ubicó en el puesto N°2 de su listado "Los 500 mejores álbumes de todos los tiempos".

También a fines de los `60 el inicio de su debacle lo llevó a pasar varios años sin salir de su dormitorio, cada vez más cerca de las drogas duras y más lejos de la música. Ya muy separado, física y espiritualmente de sus compañeros, quiso componer algo así como "una sinfonía adolescente para Dios" con un objetivo mucho más terrenal: superar al Sgt. Pepper`s Lonely Hearts Club Band de The Beatles. Pero sus manías, fobias y paranoias pudieron más que su experimentación musical. Demasiadas anfetaminas conspiraron para que Smile (así había bautizado a su proyecto) cristalizara. El material quedó encajonado y no vio la luz, ya como solista, hasta 2004. Tuvo una buena acogida, pero lejos quedó de ser impactante.

RECUPERACIÓN. "Se escuchó lo mejor (del recital) en la voz de (Brian) Wilson, tras sus años de lucha con dolencias mentales. Se sentó en un gran piano blanco, mirando impasible pero no ausente, hasta que se escuchó el final de una canción y dio un paso al frente y se colgó el bajo. (...) Wilson también cantó con gran determinación temas como Sail on sailor, Sloop John B, This whole world, y tan maravilloso como tímido `lado B` de 1965 Please me wonder". Así, el periodista Jon Pareles registró en The New York Times, el pasado 9 de mayo, el recital de The Beach Boys en el Beacon Theatre neoyorquino, el puntapié inicial para esta gira. Entre los históricos músicos que lo acompañaban estaban Mike Love, con quien los duros enfrentamientos legales por el usufructo y el legado de la banda parecen (por ahora) quedar atrás, Al Jardine y otros dos miembros "casi" originales como David Marks -efímero guitarrista entre 1962 y 1963- y Bruce Johnston -en rigor, el sustituto de Brian en el escenario desde 1965, no ha dejado de estar ligado al grupo desde entonces-. Y a Brian se lo veía bien, mejor que en varios años, alejado de sus fantasmas; o al menos controlándolos.

No fue nada fácil ser Brian ni ser un Beach Boy en los `60. La causa principal fue su manager Murry Wilson quien, para mayor caos, era el padre de Brian, Carl y Dennis. Acomplejado y dominante, hizo lo imposible porque sus muchachos alcanzaran la fama. Pero en esa lucha, hizo mucho por minarles la autoestima.

Murry era un músico y compositor frustrado, y llegó a abusar física y psicológicamente de sus propios hijos. De hecho, a causa de las reiteradas palizas propinadas por su padre, Brian es casi totalmente sordo de su oído derecho. Dennis, el más rebelde de los Wilson -y el más descarriado: por él la banda estuvo peligrosamente vinculado al asesino Charles Manson; falleció ahogado en 1983-, fue el único de los hermanos que, a trompada limpia, se encargó de poner límites a las agresiones de Murry. Este último murió en 1973, olvidado por sus hijos, quienes lo despidieron como manager ya en 1965. Uno de sus últimos actos paternales fue vender los derechos de las canciones de la banda, en 1969. Brian recién los recuperaría en 1992.

Brian empezó escuchando "voces" y sufriendo ataques de pánico. Terminó siendo -según una enumeración del periodista español especializado en música Ánxel Grove-: bipolar, esquizofrénico, bulímico y suicida. Una dieta desequilibrada le hizo ganar mucho peso (hasta 150 kilos) y su desequilibrio mental fue demasiado para su matrimonio de 15 años con Marilyn Rovell, en 1979.

En las décadas de 1970 y 1980 mejoró su situación, aunque varios terapeutas que lo trataron, especialmente el controversial Eugene Landy, también intentaron aprovecharse de él, sacando alguna tajada por derechos de autor. Alternado mejoras y recaídas, volvía paulatinamente a la música en vivo tanto como solista como en alguna de las innumerables formaciones de The Beach Boys, para volver a alejarse, casi nunca en buenos términos. En los últimos años pasó más tiempo en los tribunales litigando con su primo Love sobre los créditos de las canciones. Pero los 50 años de la banda que fundó calaron hondo en su ánimo. "El aniversario es especial para mí porque extraño a los chicos y será un placer para mí hacer un nuevo disco y estar nuevamente con ellos en el escenario". Habrá que ver si dura.

Influencia para muchos


Con un legado mucho más reconocido ahora que a fines de los `60 y principios de los `70 -años del auge del hippismo y de las protestas contra la Guerra de Vietnam-, The Beach Boys representan para mucho un ideal: el de la arcadia californiana de mediados del siglo pasado, el de "dos chicas para cada chico", el de coches y surf -pese a que, salvo Dennis, ninguno de los miembros de esta banda era surfista-, y el de un grupo de chicos blancos, bien vestidos, bien presentados y con aspecto inocente y prolijo en contraposición con lo que se venía gestando al otro lado del Atlántico. El periódico y cíclico boom de la música "retro", en cambio, los ha mantenido vigentes. Eso además de su indiscutible calidad y creatividad sonora y armónica (en gran parte, responsabilidad de Brian Wilson). The Beatles reconocieron admirarlos, pero también lo hicieron Pink Floyd, Radiohead, REM y Elton John.

El nacimiento, el ocaso, la caída y el retorno de uno de los grandes compositores de la historia del rock


Sueños iniciales californianos


The Beach Boys nacieron en 1961 en Hawthorne, un suburbio del condado de Los Ángeles, en California. Su estilo pulcro y sus pegadizas melodías, entre idílicas e inocentes, fueron su distintivo inicial. Muy pronto fue notorio que Brian Wilson (el de más a la derecha) era la principal usina creativa. Tampoco demoró mucho en conocerse que no estaba preparado para lidiar con la fama.

La obsesión del estudio y la locura


La introspectiva In my room (En mi dormitorio) fue uno de los primeros éxitos de The Beach Boys. Irónicamente, se convirtió en una forma de vida para Brian. Primero dejó los escenarios y se concentró obsesivamente en el estudio de grabación. Luego, acosado por su bipolaridad, su paranoia, la esquizofrenia y la adicción a sustancias como el LSD, su mundo se redujo a su cuarto; aun más, a su cama.

Regreso con gloria y disco nuevo


En rigor a la verdad, se cumplen 50 años de la primera grabación de The Beach Boys, el simple Surfin` safari. Tienen un disco con canciones inéditas por primera vez desde 1989. Y en esta gira Brian se luce, según The New York Times, sobre todo al cantar la emotiva I just wasn`t made for these Days (No fui hecho para estos días), del disco Pet Sounds, su obra cumbre y causa de muchos desvelos.

Leonel García

Fuente: http://www.elpais.com.uy


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