En la era de Youtube, las cámaras digitales, la televisión y el vídeo a la carta, en pleno imperio de los fenómenos audiovisuales, algunas imágenes pierden parte de su alcance por su omnipresencia. Pero, en los años 70, no todo era grabado. Y por eso hoy algunos documentos gráficos de aquella época, sobre todo cuando retratan iconos socioculturales como
John Lennon, son joyas de inestimable valor.
Basta pensar, por ejemplo, en las nueve horas de vídeo grabadas en tres días de febrero de 1970 en la casa de
Lennon en Tittenhurst Park, en Inglaterra, por
Tony Cox, el anterior marido de
Yoko Ono. Son imágenes recogidas poco antes de que los Beatles se disolvieran, y capturan a
Lennon con una intimidad y cercanía pocas veces vista: secando el pelo a su esposa mientras escuchan a
Bob Dylan, componiendo
Remember y
Mind games, fumando marihuana y hablando sobre cómo la pareja superó la adicción a las drogas duras, ensoñando qué pasaría si algún alucinógeno acabara en la bebida de
Richard Nixon...
No es de extrañar que, como afirman algunos medios, esas imágenes sean el
santo grial para los fans de los Beatles. Y, como la mística vasija, puede que sigan siéndolo si se cumple la voluntad de
Ono.
La viuda se ha sumergido en una batalla legal en el estado de Massachusetts para impedir que los vídeos salgan a la luz pública. La compañía a la que demanda, World Wide Video, ha contestado con otra demanda. Y la lucha en los tribunales, que se disparará con una vista preliminar en un tribunal de distrito del estado prevista para el 20 de abril, es solo otro capítulo de una historia enmarañada desde hace tiempo.
DOCUMENTAL
Según se puede extraer de los papeles legales, en el 2000, un coleccionista de arte, fan de los Beatles, y un grupo de inversores compraron a
Cox las 24 cintas originales y los derechos de autor por un millón de dólares. Con el material montaron el documental
Three days in life (Tres días en vida), que estuvieron a punto de exhibir --de forma benéfica, para salvar algunos retos legales-- en una academia en Maine. Los abogados de
Ono alertaron sobre violaciones de derechos de autor y la proyección se suspendió.
La viuda de
Lennon clama ser la propietaria legal de las cintas originales y de su
copyright, por lo que habría pagado 300.000 dólares. Pero hay un escollo que deberá dirimirse ante un juez: World Wide Video asegura que las cintas fueron robadas de su oficina y ha acusado a un abogado y a un cómplice de este de haberlas vendido sin su aprobación.
Mientras la justicia dicta sentencia, a los fans les toca lo mismo que hasta ahora: seguir esperando.
Fuente:
http://www.elperiodico.com
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