martes, 5 de marzo de 2013

Los caprichos de Luis Miguel y las gentilezas de Paul McCartney

 
Por un lado está Paul McCartney, el compositor de mayor éxito comercial en la historia de la música popular según lo indica el libro Guinness e integrante de la mitica banda "The Beatles". Del otro, se encuentra Luis Miguel, uno de los cantantes latinoamericanos más reconocidos de la historia con diez premios Grammy en su haber. Pese al éxito de los dos artistas, su forma de manejarse difiere notablemente.

Según le contaron a minutouno.com, cuando Paul llegó a Lima para llevar a cabo uno de sus recitales que tenía previsto, tuvo un estilo de vida muy lejos a lo que se espera de una gran estrella. No sólo pidió andar en bicicleta por la zona -paseo por Playa verde-, sino que además compartió la comidas con los choferes.

También desistió de la idea de viajar en avión privado. Sus ganas de compartir con los fanáticos, lo llevó a pedir un habitación con balcón para poder saludarlos y para su estadía sólo quiso un hotel sencillo con una única característica: que tenga vista al mar.

A la hora de movilizarse se sentó en el asiento de adelante con el chofer que lo trasladaba a distintas partes del lugar. Se mostró gentil, educado y amigable con sus fans.

En la otra esquina, está Luismi. En contraposición con el músico anterior, el mexicano exigió que todas las personas contratadas no lo miraran directamente a los ojos y, no sólo eso, sino que bajaran la cabeza cuando él pase en frente de ellos.

Mandó a cubrir los escenarios con géneros negros para que la gente no pudiera ver el vehículo que lo traía al lugar donde iba a realizar su show y demandó un auto con vidrios blindados para que la gente allí presente no lo reconozca.

Pidió el cuarto del hotel más alto para estar lejos de todos y no escuchar nada. Y si de pedir cosas caras se trata, también quiso tener el camerino de mayor valor aunque ni siquiera lo utilizó.
Aunque las pruebas de luces y sonidos se deben chequear en cada recital, Luis Miguel sólo se fijó de que topdo funcione correctamente en un sólo espectáculo (hecho en Lima), después nunca más se encargó de eso.

Por último despidió a algunos custodios porque lo miraron a los ojos y no se atrevió a comer ninguna comida regional. Todo lo que ingirió fue traído en viandas con comidas, bebidas y comestibles que le gustaban al cantante.
 

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