lunes, 11 de marzo de 2013

McCartney y los 'sexalescentes'

 
En 1967 Paul McCartney, con 25 años, escribió “When I’m sixtyfour” (Cuando tenga sesenta y cuatro años) preguntándose si cuando llegara a esa edad todavía su pareja le mandaría felicitaciones en el día de San Valentín, si pasaría los veranos en una casa rentada de la Isla de Wight (siempre y cuando no fuese muy caro) con sus nietos jugando sobre sus rodillas. Lo cierto es que, con algo más de 64 años, Sir Paul sigue haciendo vibrar a las multitudes con su música, es un activista sobre varios temas y recientemente se casó por tercera vez (desafortunadamente, ninguna conmigo). Un auténtico sexalescente.
¿Quiénes son estos sexalecentes a los que McCartney representa tan bien? La palabra es una mezcla de sexagenarios y adolescentes. Son adultos que pasan los 60 años y que se alejan de la idea tradicional de sexagenario, se niegan a envejecer, tienen buena salud física y mental, ganas de disfrutar de la vida, cientos de planes y van por más. Antes se les consideraban viejos y hoy no lo son.
¿Qué pasó? Probablemente en 1967, Sir Paul, junto con muchos otros de su generación, imaginaba que su vida después de los 60 sería tranquila y aburrida, como la de sus abuelos. Sin embargo, la esperanza de vida aumentó y también la salud con la que se llega a esa edad. Para poner las cosas en contexto, tan solo 12 años antes de que naciera McCartney, en México la esperanza de vida en 1930 era cercana a los 34 años, en el año 2000 aumentó a 75 y para 2012 era de casi 76. Era lógico que alguien nacido en 1942, como Sir Paul, no se imaginara que en la tercera edad estaría lleno de energía en un escenario y sería más bien como en las películas de Sara García, quien a la tierna edad de 45 años interpretó su primer papel de abuela en la cinta Allá en el trópico, de Fernando de Fuentes, para convertirse en la “abuelita del cine nacional”. Hoy los tiempos han cambiado y el concepto de edad y vejez también: Julia Roberts, Elizabeth Hurley y Salma Hayek tienen 45 años y nadie pensaría en contratarlas para el papel de abuelitas.
Desafortunadamente, las palabra sexalescente y sexalescencia no se encuentran aún definidas en un diccionario. En internet, hay poca información al respecto. Básicamente el mismo texto copiado y reproducido miles de veces (el plagio en la red está canijo) que dice: “Nos encontramos ante una novedad demográfica como lo fue en su momento la llamada adolescencia, que surgió a mediados del siglo XX para dar identidad a una masa de niños que habían crecido y que no sabían cómo ubicarse y como vestirse”.
Si bien todavía no hay definiciones de este fenómeno, el rock nos da grandes ejemplos de esta mezcla de sexagenarios-adolescentes con ganas de seguir haciendo lo que les apasiona, y de demostrarnos que hay vida —y muy buena— después de los 60. Además de McCartney, tenemos a David Bowie, los Rolling Stones o Sting. Hollywood, que se ha caracterizado por su efebolatría, y durante mucho tiempo parecía que no había vida después de los 50, hoy nos da también varios ejemplos de sexalescencia: ahí tenemos a Helen Mirren, Meryl Streep, Susan Sarandon, Jack Nicholson, Tommy Lee Jones o Anthony Hopkins, que siguen dando la batalla y definitivamente no son la imagen de los clásicos abuelitos de cabellera blanca sentados plácidamente en su mecedora leyendo a sus nietos sobre sus rodillas. Estos famosos sexalescentes, están determinados a demostrarnos que la vida no termina a los 60 y que además es muy buena.
Si miras a tu alrededor verás que conoces a uno o varios sexalescentes. Estos personajes de 60 años o más que no tienen entre sus planes la posibilidad de envejecer en acción y espíritu, se niegan a desaparecer y dejar de crear. Son independientes, curiosos, activos, trabajan desde hace mucho tiempo y les gusta lo que hacen. Algunos no piensan en jubilarse y los que ya lo han hecho, ha sido para disfrutar de su vida y trabajar de otra manera. Tienen experiencia y quieren compartirla. Han vivido muchos cambios y se han adaptado; muestra de ello es que tienen cuentas de Twitter, Facebook y Skype para comunicarse con sus nietos. Han aprendido a enviar correos electrónicos con las noticias, ideas y experiencias. Mis padres son un ejemplo de sexalescencia, en el caso de mi madre, ella no para de enviar correos con Power Points de lugares remotos ,y mi padre usa su correo para recordarnos eventos familiares.
Un sexalescente sabe lo que son las presiones de trabajo, el éxito y el fracaso, lo difícil que es educar a los hijos, el amor, el desamor y las decepciones, pero lejos de verlas con amargura, las ve como lecciones y posibilidades. Quizá solo se diferencian de los jóvenes porque han aprendido a sopesar los riesgos y actuar en consecuencia.
En esta sociedad efebólatra en la que vivimos, en que la juventud es valorada como un tesoro, la idea de llegar a la edad adulta puede parecer a muchos una pesadilla. Ni que se diga llegar a ser mayor de 60 años. Afortunadamente, los sexalescentes, como Paul McCartney, David Bowie y tantos otros, nos han demostrado que llegar a los 60 puede ser una de las mejores etapas de nuestra vida. Ellos, con su ejemplo, comprueban que la juventud o vejez no tiene que ver con los años, sino con actitud.

por Fernanda de la Torre

Fuente: http://blogs.milenio.com


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