sábado, 22 de junio de 2013

Rescate emotivo: "All Things Must Pass" de George Harrison

 
Algunos mensajes se resignifican con el paso del tiempo, en especial todos aquellos que hacen alusión a la trascendencia. Bastante de esto hay en "All Things Must Pass", el tema que titula el primer disco solista de George Harrison tras la separación de los Beatles, y su significado se reconfigura también al saber que lo que fue una de las piedras angulares de su carrera solista podría haber sido uno de los momentos más altos del final de la banda de Liverpool.
Al igual que varios de sus colegas ingleses, Harrison había quedado boquiabierto frente a Music from Big Pink, el debut de The Band de 1968. Los elogios cruzaron el Atlántico, y Robbie Robertson no dudó en invitar al guitarrista a visitar a su amigo en común Bob Dylan, que se encontraba retirado en su casa de Woodstock. Cara a cara, la influencia fue más fuerte aun, y el resultado haría notar sus efectos.
Inspirado por el estilo compositivo de Robertson, Harrison compuso "All Things Must Pass" durante su estadía en la casa de Dylan. Al volver a Inglaterra, intentó trabajar la canción con sus compañeros de banda en las fallidas sesiones que los Beatles tuvieron en los estudios Twickenham en 1969, pero la idea no prosperó. Por eso, al año siguiente, ofreció su tema a Billy Preston y, pocos meses después, decidió grabarla por cuenta propia para su colosal álbum triple (el primero netamente de canciones, después de los experimentales Wonderwall Music y Electronic Sound), acompañado por amigos de peso como Eric Clapton, Ringo Starr, Klaus Voormann y Bobby Keys.
La letra, inspirada en un poema del activista místico Timothy Leary, usa un recurso que sería una constante de la carrera de Harrison: los fenómenos naturales como metáfora de los ciclos de la vida. El mensaje general es el de que todo en la vida tiene un ciclo, incluido lo bueno y lo malo. Se han hecho varias lecturas posibles, tanto desde su punto de vista sentimental, como también buscando una adelantada carta de despedida a los Beatles. Pero su alusión a la finitud de los ciclos (humanos, personales y de los otros) adquirió otra dimensión a partir de la muerte de George, como si hubiera escrito una despedida amable de este mundo con más de cuarenta años de antelación.




 

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