Paul McCartney fotografíado por Nadav Kander en los estudios Abbey Road, de Londres.
A sus 69 años el ex Beatle habla sin pelos en la lengua sobre cómo los Beatles casi se reúnen, su amistad con Keith Richards, su nueva vida, su nuevo álbum y… las viejas adicciones que ha decidido dejar atrás. Lee un breve extracto de la entrevista. Por Rolling Stone.
El exbajista de The Beatles no sólo habla de viejas adicciones, también analiza con perspectiva su larga carrera en la música. Hace veinte años, cuando McCartney cumplió los cincuenta, su mánager de entonces le sugirió que se retirase. “Es lo mejor. No vas a querer seguir más allá de los 50, va a ser lamentable”, le dijo. En junio, McCartney cumplirá los 70 (“Que me digan lo que quieran, pero nunca me voy a poder creer que tengo 70 años. Hay una pequeña célula de mi cerebro que nunca se lo va a creer”, manifiesta) y no tiene pensado dejar de grabar y de dar conciertos. “Te dicen eso de ‘Abre el paso a las nuevas generaciones’. Y yo pienso, que les den, que se abran paso ellos solos. Si son mejores que yo, podrán conmigo. Los Foo Fighters no tienen ningún problema, son buenos, hacen lo que saben”, asevera.
“Si lo estás disfrutando, ¿por qué vas a dedicarte a otra cosa? ¿y qué harías? Una buena respuesta sería que me tomara más vacaciones, que puede pasar, pero me gusta tanto lo que hago que no quiero parar. Vigilo cómo me siento, y sobre el escenario, el sentimiento es el de siempre. Por tanto, de momento, la banda va bien, me lo estoy pasando bien, sigo cantando como antes y, toco madera, no estoy teniendo ninguno problema serio. Si no está roto, no lo arregles”, asegura.
No le duele que en los últimos años su agenda de conciertos se haya tenido que reducir a giras más cortas e intensas, en mayor parte debido a la custodia compartida de su hija de ocho años, Beatrice. “No organizamos giras duras ni eternas como las de U2 o los Stones, ni nos hartamos de ello”, señala McCartney, que tiene pensado fijar algunas fechas este año. “Participamos en ciertos acontecimientos y en fechas concretas. Dada mi situación con la custodia, es lo único que puedo hacer. Al principio pensé que sería un problema y al final ha resultado ser algo así como una bendición”, añade.
Se ve a sí mismo tocando hasta bien entrados en los ochenta años. “Me lo imagino. Ahora, si mis imaginaciones se harán realidad o no, eso no lo sé. En los últimos años, me he aficionado a la guitarra; hay un montón de cosas pequeñas que surgen y que te animan a seguir adelante”, sostiene.
Fuente: http://www.rollingstone.es
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