Los dos músicos nos han dejado una enseñanza que sigue vigente, aun después de 40 años: respetar la diversidad e integrar las diferencias es fundamental en todo proceso creativo. Estas premisas, aunque parecen evidentes, muchas veces no son consideradas a la hora de formar equipos de trabajo. Los líderes ignoran las preferencias de sus colaboradores, llevándolos a trabajar en funciones y entornos que no son naturales para sus perfiles.
Esto genera, como consecuencia, un descuido del verdadero potencial de los profesionales. ¿Cómo resolver esta disfunción? ¿De qué modo pueden capitalizarse las diferencias entre personas de un mismo grupo? ¿Podemos mejorar su comunicación e interrelación? ¿Hay alguna manera de potenciar las fortalezas individuales y elevar el resultado del trabajo en equipo?
EL MBTI (Myers Briggs Type Indicator) es una herramienta de autodesarrollo creada por Katharine Cook Briggs y su hija Isabel Briggs Myers (de allí su nombre), basándose en las teorías psicológicas de Carl Gustav Jung. La matriz MBTI se aplica en la actualidad en campos tales como la pedagogía, dinámica de grupos, capacitación de personal, desarrollo personal en cualidades de liderazgo, comunicación, manejo del conflicto y manejo del stress, entre otras. Se diferencia de otros tests estandarizados por las actualizaciones, revisiones e investigaciones permanentes que le brinda solidez. No mide la inteligencia, sino que revela información sobre las preferencias y los estilos naturales de las personas, haciendo foco en la percepción de la información y la toma de decisiones.
Llevándolo a un ejemplo de la vida cotidiana, las personas naturalmente tendemos a manejar con mayor habilidad la mano izquierda o la derecha. Asimismo, la aplicación del MBTI nos permite conocer que actividades o funciones nos resultan más “cómodas” o naturales. Es una “brújula” de autoconocimiento para conocer nuestras fortalezas, debilidades y posibles caminos de mejora.
Aplicado en el campo del Management, podemos decir que el uso de una herramienta de este tipo ofrece distintos beneficios, tales como:
- Desarrollo de equipos de trabajo: permite descubrir aspectos profundos (qué no suelen ser detectados en la rutina cotidiana) de las relaciones humanas en los grupos. En este sentido, pueden entenderse y mejorarse los vínculos entre las personas.
- Detectar el potencial de cada empleado y comprender en qué áreas o funciones se desarrolla de manera natural, y cuales otras le resultan incómodas.
- Descubrir cualidades de liderazgo en las personas.
- Mejora en la conducción: un mejor conocimiento de las personas que componen el grupo de trabajo facilita la toma de decisiones al líder que debe conducirlo.
Dos cabezas piensan más que una, siempre y cuando unamos las cabezas indicadas. Esta misma idea, aplicada con John Lennon y Paul McCartney, puede ser llevada a la empresa. El conocimiento de uno mismo y del otro es una clave fundamental para el desarrollo de una carrera profesional. “Conócete a ti mismo”, sugería la inscripción del templo de Apolo en la antigua Grecia. La frase que se atribuye a Sócrates tiene especial vigencia en la actualidad, en un mundo caracterizado por el dinamismo del cambio permanente.
Por Daniela Cantoli, directora de Cantoli & Asociados.
Fuente: http://www.mercado.com.ar
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