lunes, 29 de abril de 2013

Eric Clapton, El dios que quiso ser un simple humano

 
Ahora que el rock está grande, hemos ganado la visión en perspectiva, la "panorámica" de carreras que se extienden por décadas. Allí está el eterno retorno de los Rolling Stones, la gira infinita de Bob Dylan, el pase de magia de la reaparición de David Bowie, el sólo por hoy de Led Zeppelin y el progresivo y tan zen borramiento de Eric Clapton.

Es que el hombre que alguna vez fue dios, el que disolvió Cream y Blind Faith en el pico de la popularidad para ponerse en segundo plano, en lo más oscuro del escenario, con los amigos Delaney y Bonnie Bramlett, viene haciendo todo lo posible por convertirse en tan sólo un hombre. "Ahora mi rol favorito es el de la interpretación. (Tocar cosas de) Robert Johnson. J.J. Cale, Peggy Lee. Me resulta más interesante eso que la idea de expresarme o tratar de contar una historia", le dijo recientemente a la revista Mojo el hombre considerado el mejor guitarrista de su generación.

Del dicho al hecho. Porque ninguno de los doce temas que integran Old Sock es de su autoría. Así, de alguna manera, cierra el círculo que va de Eric Clapton (1970) a Clapton (2010), es decir, de aquel primer disco solista al último hasta ahora, en el que el hombre había cargado con toda la responsabilidad autoral. Y, tras haber seguido el camino de su máximo maestro, Robert Johnson (por partida doble, primero con el homenaje Me and Mr. Johnson y luego con el fantástico disco-viaje Sessions for Robert J. ) y de haberse dado el gusto de grabar uno junto a J.J. Cale ( The Road to Escondido , de 2006), Clapton se sintió liviano y es ésa, la liviandad, la cualidad que mejor parece definir a Old Sock y que ya se siente en el reggae en el que convirtió "Further on down the Road", el tema de Taj Mahal en el que éste participa en banjo y armónica.

Grabado según contó en un tiempo entre giras, por el puro placer de hacerlo, el disco reúne canciones de distintos tiempos y autores. Rescata de la historia temas como "The Folks who Live on the Hill" -compuesto en 1937 por Hammersetin II y Jerome Kern y hecho popular por Peggy Lee-, que interpreta con un refinamiento que nunca tendrá Rod Stewart; "All of Me" -el que cantaba Billie Holiday- en el que es acompañado por Paul McCartney, y "Our Love is Here to Stay", de George e Ira Gershwin. No se olvida del blues en el homenaje a Gary Moore de "Still Got the Blues", con Steve Winwood en órgano Hammond, y en el clásico de Leadbelly, "Goodnight Irene" y hay más reggae: en "Till Your Well Runs Dry", de Peter Tosh, y en, "Your One and Only Man", el clásico de Otis Redding. Y hay dos composiciones nuevas, "Gotta Get Over" y "Every Little Thing", escritas por tres de los músicos que lo acompañan (Doyle Bramhall II, Justin Stanley y Nikka Costa).

Probablemente nadie lo llamará genio por este álbum, pero ciertamente es tan placentero escucharlo como habrá sido para él grabarlo.
 


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