lunes, 23 de junio de 2008

Nuevo jefe de EMI enfrenta deuda y hostilidad

Una noche en el otoño pasado, un grupo de unos 10 administradores de artistas, incluidos representantes de las estrellas del pop Kylie Minogue y Robbie Williams así como un ejecutivo que supervisa el catálogo de los Beatles, se reunieron en torno a una mesa en un comedor ejecutivo en la sede londinense de EMI. El propósito era conocer al nuevo jefe, Guy Hands, y discutir el futuro de la industria discográfica.
Hands, el financiero de capital privado que había hecho fortuna abriendo tabernas en Inglaterra y estaciones gasolineras en autopistas alemanas, dijo a los reunidos que Rupert Murdoch se había burlado en privado de su adquisición de EMI diciendo: “MySpace va a ser el futuro de la música, no los sellos discográficos.”“Les dije que yo iba a probar que él está equivocado”, recordó Hands en una entrevista reciente.
Han pasado casi 10 meses desde que Hands, a través de su firma de capital privado Terra Firma, compró EMI por unos 6 mil 400 millones de dólares, y según varias versiones, incluida la de Hands, ha sido un periodo caótico.
La compañía ahora se tambalea bajo una enorme carga de deuda, un vacío de liderazgo —no tiene director ejecutivo, y Hands toma la mayoría de las decisiones importantes— y la baja moral entre muchos de sus empleados. Hands dijo que alrededor de 80 por ciento de los 6 mil 400 millones de dólares pagados por EMI fueron para la unidad de publicación musical, que posee derechos de autor y ofrece un flujo constante de efectivo.
Es el otro lado del negocio, la música grabada, de la que él dice se pagó en exceso, y pudiera terminar vendiendo si las condiciones del mercado no mejoran.
Una gran reestructuración, anunciada en enero, pronto despedirá a entre mil 500 y 2 mil de los aproximadamente 5 mil 500 empleados de EMI. Más recientemente, la compañía ha estado negociando la salida de Jason Flom, el presidente de Capitol Music Group quien supervisa la música grabada en Estados Unidos.
En contraste, cuando un grupo de inversionistas encabezado por Edgar Bronfman Jr. compró el Warner Music Group en 2003 por 2 mil 600 millones de dólares, actuó rápidamente para reestructurar: El acuerdo se cerró un lunes, el plan de reestructuración fue anunciado el martes, y al mes se habían recortado 250 millones de dólares en costos anualizados.
En muchas formas, las penurias de EMI son típicas de la industria musical en los últimos años. Pero para muchos británicos sintonizados culturalmente, EMI es una institución apreciada.
En los años 60, un hombre llamado Brian Epstein cruzó las puertas con una grabación de una banda nueva llamada The Beatles. Frank Sinatra, los Rolling Stones y Marvin Gaye llamaron a EMI su casa.
“EMI y las compañías que formó hicieron de Londres un centro para la cultura musical en una forma que no existía”, dijo Peter Martland, profesor de la Universidad de Cambridge y autor de EMI: The first 100 years (EMI: los primeros 100 años). Hay mucha historia ahí.
La industria de la música, incluso en los buenos tiempos, no recibe bien a los forasteros. Las sensibilidades de un financiero como Hands regularmente están crudamente en contra de las costumbres de una empresa creativa. Los egos de los artistas necesitan ser acariciados, y la medida del éxito no es la misma en la música de lo que sería en la dirección de estaciones de servicio a lo largo de las autopistas alemanas.“Se tiene que entender la psique del artista para hacerla funcionar”, dijo Jazz Summers, que administra The Verve, una banda firmada por EMI, y estuvo presente en la cena del otoño pasado.
La historia se ha vuelto cómica en ocasiones. Después de que Hands descubrió que algunos empleados estaban registrando costos por cosas que eran ilegales (drogas y prostitutas, dijo) mencionándolas en los informes de gastos como “frutas y flores”, estableció una estricta política de viajes y entretenimiento que requiere recibos para todos los gastos.
Los artistas, también, han chocado más abiertamente con Hands: La banda Radiohead ha huido, y la cantante Joss Stone ha pedido ser liberada de su contrato. Los Rolling Stones, mientras tanto, han estado hablando con otras compañías discográficas sobre un nuevo sello. (Si los Stones dejan EMI, tendría poco impacto financieramente, porque la compañía aún tiene los derechos del catálogo del grupo.)
“Lo odian”, dijo Hugh Hendry, un administrador de fondos compensatorios británico y ex accionistas de EMI que había criticado públicamente a la administración anterior, sobre las opiniones que tienen los artistas de Hands. “El es rudo, Es abrasivo. Quiere hacer dinero. Es el primero en decir a los artistas: ‘No vamos a pagarte demasiado dinero. Ahora sal de mi oficina’.”
Un vistazo al currículo de Hands es suficiente para sugerir un choque de culturas. Hands, de 49 años, es un financiero educado en Oxford —periodos en Goldman Sachs y Nomura lo enriquecieron antes de que fundara Terra Firma en 2002—, él y su esposa son dueños y operan una cadena de hoteles estilo campestre. Hands fue clasificado en el número 12 en la lista del Times de Londres de los 100 personajes más influyentes en la industria británica y tiene reputación de ser franco. (Cuando el crédito barato se extinguió, llamó a los banqueros de inversión “perros llorones”, informó el Times de Londres.) La cartera de 25 compañías de Terra Firma cubren todas las industrias, desde un operador de un basurero hasta un local de apuestas y una compañía que arrienda aviones jet. Hands retuvo a la administración anterior en sólo una de las 25, William Hill, que opera locales de apuestas deportivas.
Así que cuando asumió el control de EMI entró en una cultura para la cual no lo preparó nada de su experiencia anterior. “Fue como si hubiéramos liberado años de batallas internas con una sesión de psicoterapia”, dijo. “Fue extraordinario”.
Al principio los gerentes dieron a Hands el beneficio de la duda; habían visto a su negocio declinar y estaban desesperados por un nuevo enfoque.
Según Hands, la compañía estaba desempeñándose peor de lo que se pensaba comúnmente. Un análisis de McKinsey y KPMG encontró que EMI había perdido 750 millones de libras (mil 500 millones de dólares) por la venta de música nueva en los últimos cinco años.
“No lo creíamos al principio”, dijo, explicando que las cifras que EMI reportó previamente contaban ventas de relanzamientos de música de artistas viejos como los Beatles como ingresos por música nueva.
“Hicieron todo lo que pudieron para ocultar el hecho de que estaban perdiendo enormes cantidades de dinero en música nueva”, dijo. “La buena noticia fue que estaban haciendo una fortuna con el catálogo.”
Para EMI, la noticia empeoró un poco conforme creció la crisis del crédito. El año pasado, Citigroup, que también asesoró al anterior consejo de EMI en la venta, prestó a Terra Firma casi 5 mil millones de dólares para financiar el acuerdo. La oportunidad no podía haber sido peor para el banco de inversión. “El préstamo fue hecho al final del auge del crédito”, dijo Hands.
Como resultado, Citigroup ha sido incapaz de sindicar la deuda, dando a Citigroup influencia sobre EMI si la compañía empieza a perder dinero. Si la deuda se dispersara entre numerosos inversionistas, EMI tendrá más espacio para respirar.
La visión de Hands parece ser ésta: dividir la función de comercialización del desarrollo de talento —llamado A&R, por artista y repertorio— y recortar significativamente los costos reduciendo los anticipos a los artistas y pagando menos en la comercialización de la música.
Para mantener los costos bajos, Hands ha tomado medidas drásticas sobre los gastos mientras espera —la compañía sigue esperando— los extendidos despidos. Pero pese a esas medidas, la compañía no cumplirá la meta de flujo de efectivo como parte de sus convenios con su prestamista Citigroup.
El destino de EMI como compañía discográfica independiente es poco claro. Muchos dentro de la industria esperan que la compañía una vez más caiga en una danza con Warner Music; las dos compañías han intentado numerosas fusiones en los últimos años. Ha habido amplia especulación de que si EMI fracasara en cumplir su acuerdo de deuda en septiembre, Citigroup intervendría y forzaría a EMI a fusionarse con Warner.
Por ahora, Hands está tratando de arreglar los negocios de EMI de manera que su destino siga bajo su control en vez del control de Citigroup. “Va a requerir mucha menos arrogancia y mucha más honestidad”, dijo. “Va a requerir tomar una nueva dirección, nueva administración y cambio”.
Pero no está claro que el lugar de EMI en la industria de la música —o como una institución inglesa apreciada como la BBC— sobreviva. “Pienso que la analogía con la BBC es muy buena”, dijo Rupert Perry, ex ejecutivo que trabajó en EMI durante más de 30 años. “Yo no diría que es así hoy en día. En su momento e historia, dominó al mundo.”

Tim Arango
Fuente: www.laquintacolumna.com.mx

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