miércoles, 20 de mayo de 2009

Sí, era necesario

En la sección “El cielo y el infierno” del cuerpo de espectáculos del diario Clarín de ayer uno de los tantos colaboradores opina que (sic) “Yoko Ono echó mano a viejos placares y armó una muestra sobre John. Expone hasta la camisa ensangrentada del día que lo mataron. ¿Era necesario?”, remata. El arte no es una receta de cocina, en donde pueden sobrar o ser necesarios los ingredientes.¿Cómo puede ser que un periodista de espectáculos no sepa o no distinga lo que es una muestra o una exposición montada por un artista y lo que es ventilar las pertenencias de alguien a modo de programa de chimentos? Exhibir la camisa ensangrentada de John Lennon es un acto romántico, y contundente que marca y remarca el estado vivo de Lennon, clama que el animal que lo mató no logró matarlo del todo. Ese tipo de lenguaje, esa forma de manifestarse, la de Ono, es indiscutiblemente ácida y neta. Ono define a través de la camisa con sangre el horror de la matanza, la maldad mezclada con el amor deforme de Chapman.Las formas del arte son simples, es el que no está listo y preparado para sentirlo y mirarlo el que las complica.Claro que es necesario que Ono muestre no sólo la camisa ensangrentada de Lennon sino todo lo que tenga a mano y en su poder. Ono debe mostrar. Aclara, sana y cura que Ono muestre y exponga. No estamos hablando de colgar una camisa con sangre en el tender de una casa, no son trapitos al sol, no es el calzón sucio de la doña de enfrente que se ve de nuestro balcón. Estamos hablando de una instalación, que por definición es algo puesto adrede, con un objetivo. Cuando en el circuito del arte se optó por usar la palabra instalación se lo hizo porque no se trata de una escultura, pintura o algo conocido. Se necesitó definir un nuevo movimiento. La instalación establece, se coloca o se asienta para significar algo, decir una idea. Una instalación está al servicio de la sociedad, cumple una misión, la de movilizar, molestar, concienciar, sensibilizar.Años atrás fue víctima de esa misma torpeza e insensibilidad León Ferrari, cuando en plena Recoleta rompieron las vidrieras donde se exhibía un avión de guerra puesto en una cruz. Más allá de querer faltarle el respeto a la imagen del Cristo crucificado por qué no pensar que lo que Ferrari quiso expresar fue su condena de muerte a la guerra, sus ganas de paz por fin. Es por eso que los artistas toman las últimas alternativas, esas que quedaron sin usar por el resto, para imprimir su idea.El arte no siempre elige un lenguaje vertical o preconcebido. Una instalación, manifestación, obra de arte o como se la quiera llamar no es un accidente por lo tanto la mirada hacia tal expresión no debe ser obvia, condescendiente y tolerante. Hay que trabajar con el arte, no se lo puede juzgar o digerir como quien mira u observa un acto de torpeza. No es lo mismo que alguien vuelque una taza de café de repente en una mesa que ver la taza ya volcada en el contexto de un entorno artístico. El primer incidente es incómodo y hasta agresivo por lo imprevisto, el segundo está planeado, deliberado y es producto de una construcción intelectual que nace de la elucubración.Hace semanas una jueza prohibió en París la exposición Bodies, un recorrido proyectado para enseñarnos cómo somos y de qué estamos hechos. Fui a ver Bodies cuando estuvo en Buenos Aires y aprendí más en ese recorrido de hora y media que en cinco años de anatomía.Últimamente, a pesar de la democratización, la internet, la globalización y la modernidad parece que algunos están molestos y escandalizados por tonterías. ¿Estará de moda o es ignorancia?El asombro exagerado y timorato existe y late a pesar de lo extrovertidos que creemos ser. Es el miedo a que el otro no tenga miedo, es el pudor por la falta de pudor del otro, es querer darle protección al que está cómodo desprotegido. Es, finalmente, la contraparte creada por el débil que cree que su misión es la de otorgar algún tipo de equilibrio, una nivelación para que los valores se establezcan y se aplomen parejos sin perturbar.El no tomar un camino paralelo, el no invocar nuevas maneras de mirar y observar aquello que se deja mirar y observar lleva a la interpretación dormida, preconcebida y desganada.La interpretación superficial de la muestra de Ono como si fuese una receta de cocina, preguntándose si era necesario esto o lo otro, es casi la razón por la cual el asombro por sí sólo y por reflejo está últimamente de moda reclutando pacatos y zonzos que reducen al arte a una ecuación o una receta.
Fuente: http://criticadigital.com

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