viernes, 24 de febrero de 2012

Las diez mejores canciones de The Beatles



El cantante británico, Robyn Hitchcock, está de gira por España para presentar sus grandes éxitos, un recorrido por más de tres decadas de carrera, en solitario y con su banda The Soft Boys. Reconocido fan de los Beatles ha realizado para El Confidencial una selección, sin orden determinado, de sus canciones favoritas de los de Liverpool.


La elegía caleidoscópica de Paul sobre el grupo mismo, en la década en la que estaban haciéndolo suyo. "Oh, ese mágico sentimiento -ningún sitio al que ir- acaso existe? Muchos han empezado a tocar esta canción, pero muy pocos han conseguido siquiera terminarla.

Una temprana inmersión de John Lennon en sus sueños, que resulta débilmente inquietante, reforzada por una lúgubre armonía de Paul. Incluso para 1962 era profunda y oscura.


La primera canción de George, escrita durante una gira cuando estaba en la cama de un hotel con gripe. Es la primera vez que apareció esa oscura energía verde que, como si fuera clorofila, infundía a la banda. George amaba a las plantas.


Algunos años más tarde, George ya era consciente de la futilidad de sus esfuerzos. Paul y John se habían repartido la composición de canciones entre ellos y quién era él para meterse en medio. George llevó esta idea de la impotencia hasta un punto que se convertía en liberador. “No importa qué acordes toco / ni las palabras que digo/ ni el día y la hora que es/ es sólo una canción norteña” (Northern song es el nombre de la editorial de los Beatles). Cántese como si fuera una húmeda tarde en el Mersey.


La declaración definitiva de John acerca de la condición humana, escrita cuando el grupo estaba en éxtasis en la India. “Una nube negra cruzó mi mente/ La niebla azul rodea mi alma/ Me siento tan suicida/ incluso odio mi rock and roll”, pero lo canta con la voz roquera defintiva, y el grupo toca con una maldad afilada y plomiza en la que la voz de John cabalga como un fantasma mosqueado.


Paul creó una melodía que oscila entre lo melancólico y lo exultante, y de ahí de nuevo a lo melancólico y otra vez a lo exultante, todo en menos de dos minutos; mirando hacia el futuro al tiempo que vuelve la vista atrás hacia el presente. Un consuelo para los amantes que deben partir, con un poco de suerte, sólo por un tiempo. Una de sus más grandes canciones.


Una de las pocas canciones que John y Paul escribieron juntos en el momento de su éxito primerizo, antes de conocer las drogas. Una melodía sinuosa, casi isabelina, es entregada con botines al final del arrollador 1963. 10 años antes o 10 años después esta canción no podría haber sido escrita.

Ella era Yoko Ono, la musa que arrastró a John lejos de los Beatles y hacia su frágil vida adulta. El grupo, que estaba fragmentándose, vuelve a unificarse con este tema, en el que Lennon canta de forma muy sencilla sobre una serpenteante y desesperada pieza musical que muestra de nuevo a los últimos Beatles en su versión más oscura.


Una relativamente divertida canción de George en la que consigue convertir los versos “Y si parece que actúo de forma cruel/ sólo soy yo, no mi mente/que está confundiendo las cosas” en un número uno cantado por los teeneyboppers (rockeros adolescentes) de todo el mundo. George fue uno de los primeros rockeros en manejar el concepto de la personalidad múltiple.


La canción con más empuje de George, relegada a una cara b. Sobre un ritmo a lo Highway 61, canta “Cuando crezca seré un cantante/ con once anillos en cada dedo”, en una oda de su total entrega a…¿Pattie Boyd?
Robyn Hitchcock* es uno de los nombres más respetados del rock y el folk psicodélico anglosajón desde finales de los años 70, cuando lideró a The Soft Boys. Estará tocando esta noche en la sala Apolo 2 de Barcelona junto a los madrileños Cohete.

Fuente: http://www.elconfidencial.com

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