jueves, 23 de febrero de 2012

Ringo Starr | Ringo 2012





Parece que el batería de The Beatles no ha dicho su última palabra en el mundo de la música y lanza su decimoséptimo trabajo en solitario, Ringo 2012 (2012), titulado en honor a su trabajo más laureado, el Ringo de 1973; eso sí, que no sea su última palabra no significa que ésta sea buena, y aquí empieza la carnicería. El menos talentoso de los de Liverpool, para no destacar en absolutamente nada, ya sea voz, batería o composición, consigue llegar a un álbum mediocre, que no espantoso, y ese mérito hay que otorgárselo. Logró engancharse al carro de los Beatles y parece que la inercia sigue manteniéndole a flote.
Y es que sus tres compañeros ya eran reacios a dejarle componer canciones para la banda. Musicalmente la composición de este álbum es más que decente, la conjunción entre las varias guitarras, órganos, bajo y distintas voces es acertada, simple, pero acertada; el problema es que por muy bien atados que estén, el núcleo de estas composiciones es tan básico y tantas veces utilizado que como resultado ofrece un puñado de temas flojos, etéreos en esencia y sobre todo planos como ellos mismos, sin un ápice de autenticidad en ellos.
Él se encarga de gran parte de la instrumentalización, en pianos, guitarras, voces, coros y, cómo no, baterías, en las que por muchos años que pasen sigue sin destacar. Ritmos de 4/4 lineales que congracian adecuadamente con el estilo del rock n´ roll que presenta en esta producción, y, fiel a su estilo, con una indeseable sensación de agarrotamiento terrible que refuerza la acentuada influencia del sonido Beatle más caricaturesco e insulso, como en el tema Anthem. Así como está bien ejecutada la instrumentalización, tampoco ha buscado un reto que pudiera desafiarlo. Estructuras incontablemente utilizadas y trilladas que tratan de completar con licks y punteos de guitarra u órgano que, en su naturaleza arreglista, terminan resultando insustanciales y demasiado elementales de igual manera.
Desde el mencionado estilo “beatleliano” a las power ballads más asociadas a los ochenta, como Wonderful, que terminan con una vacuidad aún mayor que los anteriores temas. En un fallido intento de evocar la nostalgia de sus años pasados tenemos Liverpool, un tema de remarcada intención emotiva pero que ni llega ni transmite lo que desea. Si tuviera que mencionar un tema meritorio de salvarse de la purga sería Wings, con los mejores detalles del álbum y en general un mayor aura de inspiración que los demás, aunque la verdad sea dicha, este tema no es propiamente de este álbum, ya que se trata de una re-grabación de un tema original de 1977.

Y es que como autor de las letras tampoco ha encontrado su zona de comodidad. Simples y manidos hasta la saciedad, versos como “Step lightly, things will work out fine, nice and easy, all it takes is time, please believe me” de Step Lightly, tema original del álbum Ringo (1973) o “Some days are diamonds, some days are stones, some days we need to leave it alone” de Wonderful entre otros muchos, recaen en un uso infantil y simplicista de la rima, un vocabulario demasiado pobre y unos recursos y estructuras excesivamente rígidas, a los que además la narcótica y falta de matices voz de Starr hacen un flaco favor. La producción, que hace un trabajo positivo para el disco, sin embargo no logra salvarlo de una catástrofe engendrada desde el momento de composición de los nueve temas que lo componen. Al menos el álbum no se explaya demasiado.

Un álbum correctamente compuesto y grabado, pero es que los de Andy y Lucas también lo están. Hace falta algo más, y ese algo que tenían los de Liverpool está claro que no lo aportaba su batería, o si lo hacía lo ha perdido en algún lugar del camino. No tiene alma, y aunque haya un par de giros salvables, todo intento de sensibilidad o autenticidad musical resulta falso y forzado, y al fin y al cabo de eso va la música. Acompañando la falta de esta esencial propiedad, tenemos una composición simplona hasta decir basta y una interpretación del artista que peca de las mismas cualidades: soporífera y realmente poco inspirada. Como resultado, un trabajo entre muchos. ¿Malo? Diría que sí, aunque los hay mucho peores obviamente, pero si no fuera por el nombre que encabeza este álbum su repercusión sería de un absoluto cero.

por José Roa

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