domingo, 29 de julio de 2012

Murió el músico uruguayo Osvaldo Fattoruso


 

Fattoruso es sinónimo de música, de la mejor música. Más que apellido es una marca, "los Fattoruso", por dos hermanos, Osvaldo y Hugo, que marcaron la historia de la música uruguaya, recogiendo lo mejor del mundo y rescatando raíces propias, para una fusión que cautivó al público del Río de la Plata y también fuera de fronteras.
Un maldito cáncer se llevó hoy a Osvaldo Fattoruso y queda la imagen de esa sonrisa detrás de la batería en un rincón montevideano de una sesión de jazz, en el clásico "Baar Fun Fun" de la Ciudad Vieja, o en un gran escenario.
Los Fattoruso "rompieron todo" con la mágica creación de "Los Shakers" en la segunda mitad de los sesenta, presentándose igualitos que los Beatles, y con música que repercutió fuerte y sacudió al Uruguay y a la Argentina.
El rock, el jazz, el candombe, la murga, la buena música siempre estuvieron ligadas a Osvaldo, que había nacido en el otoño montevideano de 1948, en un hogar de músicos, y que ya de niño comenzó a trabajar en lo que amaba, como baterista del trío que formaba con su padre y su hermano mayor.
Luego llegó el tiempo de una banda de jazz, por la que pasaron músicos que han tenido gran trayectoria: The Hot Blowers. Allí estuvo con el popular Ruben "Negro" Rada, con el que luego dirigió la Filarmònica Municipal, el maestro Federico García Vigil, y con el conductor de televisión y músico "Cacho" de la Cruz, una de las figuras de la TV del Rìo de la Plata de mayor trayectoria.
Su etapa en los Estados Unidos fue con la creación del grupo "Opa", banda que dejó cuatro maravillosos discos de estudio y dos más grabados en vivo, con la fusión de rock, jazz y ritmos latinoamericanos, dentro de los cuales el más buscado fue el candombe.
En "Opa", expresión típicamente montevideana de saludos, Osvaldo estuvo con su hermano Hugo, con Ringo Thielmann y en una fase de la banda con el Negro Rada.
Tras vivir en los EE.UU., Osvaldo volvió al Rio de la Plata y se instaló en Buenos Aires a inicios de los ochenta, donde tocó con Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta, Alejandro Lerner, León Gieco, Fito Páez, y otra vez con Rada.
En los años noventa, Osvaldo Fattoruso se metió de lleno en el candombe, junto a su compañera Mariana Ingold, una joven uruguaya que había surgido de un concurso de canto familiar en la televisión montevideana. Participaron en la comparsa de negros y lubolos, tanto en el desfile tradicional de "llamadas" por los barrios Sur y Palermo, como en el concurso de Carnaval en el Teatro de Verano del Parque Rodó.
En los 2000 volvió con su hermano Hugo y su sobrino Francisco, hijo de éste, a recrear el Trío Fattoruso con el que había comenzado en el mundo de la música.
Se fue Osvaldo y queda su música, mucha música. Y de la buena.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar

Hugo, Osvaldo, Roberto y Carlos -LOS SHAKERS- fueron verdaderos triunfadores y excelentes músicos de la década de los sesenta. Si parece que fue ayer que los vimos actuar en la rambla de Pocitos -en un escenario especialmente montado sobre un quiosco de bebidas refrescantes, allí instalado hasta hoy, frente por frente al Club Banco República- en el Palacio Peñarol, Cine Plaza -junto a la quinceañera Claudia y al muy buen cantante francés Alain Barriere- o en el Parque Hotel -compartiendo la programación con el grupo sueco The Cons Combo; Los Delfines y Rubén Darelli-pero no fue ayer, ocurrió hace más de cuarenta años... En el año 1965 llegaba "Rompan todo" para sacudir los bailes de entonces con estos excepcionales co¬losos del ritmo. Desde allí en adelante y durante tres años conocieron profundamente las mieles del éxito, viajando prácticamente por toda América Latina junto a su bagaje de hits descollantes, utilizando como plataforma de lanzamiento la vecina orilla, pero anunciando a los cuatro vientos que provenían de Montevideo...

Su irrupción en el pequeño mundo de las celebridades uruguayas, fue sorpresivo e instantáneo como el flash de una cámara fotográfica. La gran mayoría de nosotros, nos enteramos de su existencia, por un cable de una agencia de noticias procedente de Mendoza-Argentina, que describía con todos los detalles el suceso impensado de la presentación de LOS SHAKERS: jóvenes desenfrenados pugnando por entrar en una fonoplatea radial, vidrieras destruidas, sillones des hechos y pedazos desgarrados de ropa de los músicos, en una peculiar demostración de admiración. Mendoza fue el fogonazo, la pirotecnia deslumbrante de un conjunto que venía triunfando en la TV bonaerense, hacía unos meses atrás. Pero así como en las exhibiciones de fuegos artificiales, el público queda alucinado, y olvida toda la paciente labor previa, así la fama y la gloria necesitan muchas veces, años de maduración, de esfuerzo y sacrificio, que es tal vez, la parte más interesante de toda empresa coronada por el éxito. Esta historia comienza en Montevideo, en una casa ubicada en Justicia y Lima, pleno barrio de La Comercial. Es la his¬toria de Antonio y Josefina. La de los Fatto, Pelín y Caio. Es la historia de LOS fantásticos SHAKERS.

Historia de los Shakers


Hugo y Osvaldo llegan al mundo

Antonio, un muchacho empleado del Palacio de la Música, descendiente de italianos, matizaba su empleo, con un equipo sonoro, con el cual se encargaba de la discoteca de varias reuniones bailables. Un buen día en una de ellas, conoció a Josefina. Se enamoraron, se casaron y se instalaron llenos de ilusiones y esperanzas, en un pequeño local de compra-venta de instrumentos musicales y discos. Muy pronto llegarían los hijos: El 29 de junio de 1943 nace Hugo y el 12 de mayo de 1948, Jorge Osvaldo. Los hermanos Fattoruso Dolce, en breve tiempo comenzarían juntos sus andadas en la música. Primero -siendo unos niños- junto a su padre con el Trío Fattoruso, tocando en carnaval, fiestas privadas y espectáculos, y después en los añorados Hot Blowers. El puro y verdadero jazz los atrapa. Y salen en busca de nuevas experiencias. Hugo había dejado atrás, sus estudios en el Conservatorio Kolischer, de acordeón, piano y otros instrumentos. Osvaldo, el de haber sido el baterista más joven de América, con tan solo ocho años.

Pelín y Caio se acercan

Paralelamente, en plena zona de Colón, el 10 de abril de 1944, ve la luz Roberto Capobianco. Hijo de un bandoneonista, su padre no quería que se convirtiera en músico, sino que siguiera una carrera universitaria. Pero, en su casa todo tiende a la música. Dos hermanos mellizos entre ellos, se especializan en piano y acordeón. En ausencia de los mayores, Pelín se apoderaba del bandoneón y le arrancaba acordes. ¡A los 12 años! lo tocaba en una orquesta típica, cuando des cubrió que sus preferencias iban hacia el contrabajo.

Después, ingresó al Conservatorio Mu¬nicipal de Montevideo, estudiando con el maestro Ricardo Planas, primer contrabajista de la Sinfónica del SODRE.

Mientras tanto, en el muy popular barrio de Pocitos, nace el 10 de enero de 1944, Carlos Vila. Precozmente -Caio- a los 10 años, forma un terceto con otros dos chicos de su edad. El, golpeando un pandeiro, otro agitando las maracas y el restante, rascando la guitarra. Las reuniones de su zona, los tuvieron por animadores incansables. A Hugo y Osvaldo, que ya habían tocado con Pelín, en diferentes etapas, se les ocurrió una idea a mediados del año 1964: ¡Vamos a jugar a Los Beatles!... Allí, entra en acción papá Antonio, un verdadero impulsor de LOS SHAKERS, que les consiguió los instrumentos, por¬que aquí en Uruguay no había nada, y la de encontrar otro componente que tocara segunda guitarra. Apareció, Caio, un batero. Entonces, con Hugo como voz solista, primera guitarra, armónica y teclados, Pelín en el bajo y bandoneón, Osvaldo que pasó a tocar segunda guitarra y voz y Caio en la batería, quedó conformado definitivamente el extraordinario cuarteto.

Marcan una época

En ese Ínterin se cruzaron Los Beatles americanos del batero David Hieronymus -copia fiel de los británicos en sonido y vestuario- (precedidos de un impacto arrollador en otros sitios de América, ejemplo: Argentina) que llegaron para actuar en noviembre de 1964 en los viejos estudios de Montecarlo TV Canal 4, de 18 de julio y Eduardo Acevedo, para lo cual se había empapelado toda la ciudad con la correspondiente promoción.

Era impresionante como tocaban y Hugo los fue a conocer y los invitó a su casa a tomar mate -bien a la uruguaya, ¿no?- Fue la manija total para continuar adelante la aventura que estaban programando. Y LOS SHAKERS comenzaron a hacer su show en "Orfeo Negro" de Carrasco ¡Un suceso!... Después, en el verano de 1965 en I'marangatú de Punta del Este, con Nolo Mainero.

Fuente: http://lamusicauruguaya.blogspot.com.es

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