Hay situaciones que un guionista no mejoraría. ¿Quién le diría al mismísimo John Lennon que iba a tener que pasar seis largas semanas en el país que le recibió con un embargo de los carteles de su concierto el año anterior en Las Ventas? Pues no es ninguna fabulación, el beatle se remojó en la España franquista durante 42 días y cogió el mismo color cangrejo que cualquiera de sus compatriotas, pero no porque se ocultara en un resort cinco estrellas (entre otras cosas, porque entonces no existían). Conoció el apogeo cinematográfico de Almería (inmenso y baratísimo plató para producciones internacionales con técnicos bien formados) gracias a Richard Lester, responsable de «¡Qué noche la de aquel día!» (1964) y «¡Socorro!» (1966), que le convenció para que participara en la sátira belicista «Cómo gané la guerra». En 2007 se colocó en la Rambla almeriense una escultura del mito que recordará para siempre aquellos días. David Trueba tampoco ha querido dejar pasar aquella anécdota y la ha convertido en su próxima película, «Vivir es fácil con los ojos cerrados», ahora en fase de montaje.
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Fuente: http://www.larazon.es
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